La consagración de Brian Castaño es lo mejor del boxeo argentino en seis años
La noche gélida de Brooklyn, donde el frío y algún copo de nieve conformaron una pintoresca sociedad, ofrecía gran parte de los elementos descriptivos ideales que se necesitan para escribir una historia de héroes nacientes. Todo estuvo presto sobre la “mesa de ensayos” y ante los 7000 espectadores que se entretenían en el majestuoso Barclays Center pese al aburrido semifondo entre el rumano Cristian Hammer y el camagüeyano Luis Ortiz. Con pocos cubanos, algunos argentinos y miles de neutrales que solo querían ver un buen espectáculo.
Y así fue. Pocas veces en la historia del boxeo nacional un empate como el alcanzado por el bonaerense
Brian Castaño
(69,853 kg) tuvo tan alto significado. No solo por la retención de su título mundial mediano jr (AMB) sino por el calibre y la jerarquía que implicaba su oposición: Erislandy Lara (69,626 kg), cubano, un ex campeón mundial y adversario ubicado entre los mejores boxeadores de esta categoría.
Este resultado constituye la mejor conquista del pugilismo argentino desde la última victoria de excepción; aquella lograda por el santafesino Marcos Maidana sobre el norteamericano Adrien Broner, a fines de 2013, en San Antonio, Texas.
Castaño, de 29 años, dividió totalmente su posesión del cetro (AMB), en el criterio de los jurados que optaron en fallar: 115-113, para cada uno en apreciaciones opuestas e igualdad en 114. La tarjeta de la nacion señaló 115 -113 para Castaño, en base a que ganó los rounds 3, 4, 6, 7, 10,11 y 12, y perdió los restantes.
La pelea fue pareja y lenta. Sostenida con pocos golpes claros de desequilibrio, donde la presión del matancero fue decisiva. Sobre todo en el tramo final, donde pesaron los casi 36 años de Lara y el “bombardeo” recibido en su última pelea con Jarret Hurd, en diciembre último. En ese tramo, la presencia y el ataque del bonaerense potenciaron su inteligente producción. Pensada y con el estallido necesario.
Castaño cumplió con todas las metas impuestas. Consiguió su primer gran resultado en ligas mayores ante un adversario de “alta gama”. Mostró personalidad y un estado atlético impecable. Supo acomodarse en el combate tras deambular por el ring en los primeros seis minutos del match y recibir varios izquierdazos precisos. Y con una obediencia total al plan táctico de su padre, Carlos, en el rincón, para rever la adversidad. No subestimó jamás el hecho de boxear en un escenario como el Barclays y el de debutar en la pantalla de ShowTime. No tuvo reparos en confesarle a Lara su admiración y su gusto de pelear con él. Logró lo más importante: la conversión de su tibia imagen de campeón mundial sudamericano hacia un reconocimiento absoluto de la gran industria de este deporte, al dejar de lado a un oponente como Lara, con una jerarquía y una carrera brillante.
Castaño denunció su año de inactividad. Quizás ello consumió el faltante “explosivo” que hubiese transformado este empate consagratorio en una victoria sensacional. Deberá tener, al menos, dos peleas por año y recordar que sólo un divo como Floyd Mayweather puede darse ese tipo de lujos, es decir, exponer la corona cada doce meses.
A los 29 años y con un récord invicto de 18 victorias (12 KO) y un empate, se mostró firme en sus declaraciones a la TV norteamericana. Dijo: “Fue una gran pelea. Gané, creo que me robaron. Fue un choque de estilos. El es un boxeador defensivo y hubo que ir a buscarlo. Me entrené mucho y si quiere le doy la revancha. Si lo esperé un año para esta defensa. Lo vuelvo a pelear cuando quiera. Al que venga, a los otros campeones también, a Jarret Hurd o Jaime Munguía.
La mayoría de los acertijos que lo acompañaron a este combate fueron resueltos. Y mejor de lo esperado. Quizás, se necesiten un par de semanas a este logro su real significado y su óptima consecuencia.
Castaño perfila su carrera hacia un horizonte interesantísimo. Necesita algo de protección por parte de los popes de éste negocio. Fortificó, además, el presente del pugilismo argentino que pedía a gritos una noche como ésta.ß
Nadie puede precisar, ya mismo, que pasará con Brian Castaño después de su notable actuación para defender la corona mundial de los medianos juniors (AMB), ni mucho menos quién será su próximo adversario.
Su manager, Sebastián Contursi, no se expidió al respecto, aunque la situación reglamentaria del hombre de Isidro Casanova presenta tres obligaciones por cumplir.
Castaño es campeón mundial en una categoría que se encuentra repartida en tres reconocimientos, dentro del disloque de reglamentos que exhibe la entidad que preside el venezolano Gilberto Jesús Mendoza.
El “supercampeón” es el invicto norteamericano Jarret Hurd, que ostenta el máximo galardón en los 69,850 por parte de la Asociación Mundial de Boxeo. Con un título inferior al de Castaño y en el rol de “campeón interino” se encuentra Michel Soro, africano afincado en Francia, a quien Brian superó por puntos en 2017.
Sin embargo, Soro fue designado retador al cetro mundial regular que ostenta el púgil de La Matanza. A todo esto, se suma la información sobre el pedido de revancha directa que formularán los representantes del cubano Erislandy Lara, disgustados por el resultado.
Dividido en los medios
Al respecto, los dos portales informativos estadounidenses más importantes en este deporte dividieron opiniones en torno del ganador del match entre el argentino y el cubano. Boxing Scene señaló ventajas para Lara por 115-113 mientras que ESPN, a través de Dan Rafael, señaló el mismo puntaje pero en favor de Castaño.
El año de inactividad con el que ambos afrontaron este combate se reflejó en el escaso margen de golpes puntuables en las tarjetas. Según el informe de la empresa CompuBox, Castaño lanzó 863 impactos y conectó 195. Mientras que Lara, de 825 intentos, asestó 130.
Contursi y Al Haymon, presidente de Premier Boxing Champion, se reunirán la próxima semana en Los Ángeles, para definir el futuro del campeón argentino y el de sus otros representados: Fabián “TNT” Maidana y Jesús Cuellar.
La firma confirmó, además, que está definida su desvinculación de Marcos “Chino” Maidana, a quien dirigió en sus últimos años de carrera, para el intento de reaparición que convulsionó al ambiente pugilístico, previsto para dentro de cuatro meses y para la cual el argentino ya está entrenándose en Estados Unidos.
El coach de siempre
El papá de Brian está en el rincón desde el comienzo Castaño es uno de los pocos boxeadores que llegó al título mundial de la mano del mismo entrenador con el que debutó como amateur: su padre, Carlos.
Luis Federico Thompson y Benny Kid Paret
Ambos púgiles produjeron el primer antecedente de empate entre argentinos y cubanos. Fue en una eliminatoria del campeonato mundial welter en marzo de 1960, en Nueva York.
Otro argentino que peleó en el Barclays Center Jesús Cuellar ganó y perdió por coronas mundiales en el estadio de Brooklyn. En 2015 retuvo el mundial pluma (AMB) ante Jonathan Oquendo, de Puerto Rico, y el año pasado perdió por KO con Gervonta Davis, entre los liviano jr (AMB).