Irlanda, numero uno del ranking mundial, derrotó este sábado por 13-8 a Sudáfrica, la vigente campeona, en un duelo antológico en el que mostró sus credenciales como serio aspirante a la Copa del Mundo de Francia 2023. El resultado de este duelo de alto voltaje que se jugó en el Stade de France de Saint-Denis, en las afueras de París, pudo haber sido perfectamente una final por la calidad de los contendientes y de su juego y puso a Irlanda al frente del grupo B y con opciones de lograr un rival más accesible en cuartos de final.
El duelo pudo haberse decantado por los Springboks, pero los africanos tendrán pesadillas por los fallos en las ejecuciones con el pie, con un total de cuatro errados (tres penales y una conversión).
El choque entre la campeona del mundo y la vencedora del último Seis Naciones enfrentaba a las dos selecciones que encabezan el ranking mundial, y a pesar del corto marcador respondió a las expectativas por clase e intensidad del juego.
Los encuentros entre ambas selecciones suelen ofrecen marcadores cortos y este mostró el motivo: las defensas fueron heroicas, los scrums fueron duelos titánicos y, a pesar de muy buenas jugadas de ataque, los defensores fueron los protagonistas.
Golpeó primero Sudáfrica, con un penal transformado por Manie Libbok (m.5), después de que Irlanda comenzara extrañamente con muchas imprecisiones en los lines, lo que ofreció repetitivas oportunidades a sus rivales.
Irlanda se recompuso y en el minuto 13 Hugo Keenan fue frenado a poco más de un metro del ingoal, tras un pase de Johnny Sexton, que amagó dos veces el pase para confundir a los sudafricanos y alucinar al público.
Gran parte del resto del primer tiempo pasó con intentos irlandeses de anotar, frenados por una defensa de los Springboks que se erigió en una auténtica fortaleza.
Finalmente, y tras unos minutos de acoso irlandés en las inmediaciones de la línea de ensayo rival, Mack Hansen anotó (33m) y Sexton no falló en la conversión (3-7).
Con ese resultado se llegó al descanso y a la reanudación el esquema se mantenía, con ataques intensos por ambas partes que eran contenidos por las sólidas defensas de ambos lados.
Un momento clave llegó en el octavo minuto del segundo tiempo, cuando Faf de Klerk estrelló en un poste un penal que parecía sencillo.
Pero los Boks no se desanimaron y mantuvieron el acoso hasta que Kolbe recibió un pase en solitario y anotó un try. Esta vez fue Manie Libbok quien se hizo cargo de la conversión y, a pesar de ser un lanzador muy fiable, volvió a fallar. Sudáfrica mandaba 8-7.
Irlanda recuperó la delantera con un penal ejecutado por su estrella Sexton (ST19m) para poner el marcador en 8-10.
La maldición sudafricana con los lanzamientos continuó al fallar Libbok de nuevo un penal cuatro minutos después, y prosiguió aún con otro yerro de De Klerk.
Negados ante los palos, los Boks se lanzaron con todo para intentar anotar otro try, pero sus intentos fueron frenados por la tenaz defensa irlandesa.
Tras unos minutos de agobio, el XV del Trébol recuperó la iniciativa y llevó el juego al terreno rival. Producto de ello, Irlanda marcó otro penal (Crowley, ST 37m) para poner el marcador que sería definitivo. Pero todavía faltaba mucha acción.
Con el tiempo casi cumplido, los campeones defensores se acercaron a apenas dos metros del ingoal para empatar el partido y tal vez ganarlo con la conversión, pero la defensa irlandesa, una vez más, salvó la victoria en los segundos finales.
Una victoria que fue celebrada de forma entusiasta por los miles de aficionados irlandeses que viajaron a París para este hermoso duelo.
El encuentro, que podía haber sido una final, fue curiosamente la primera vez en que ambas potencias del oval se enfrentaban en una Copa del Mundo.
El XV del Trébol, ganador del último Torneo de las Seis Naciones, cuenta ahora 16 victorias consecutivas, antes de su último partido de la fase de grupos, ante Escocia el 7 de octubre, también en el Stade de France.
Fuentes: EFE Y AFP