“¿Qué es Palermo?”, fue la respuesta de Lara (16), alumna del Carlos Pellegrini, ante la consulta de su papá que quería saber si iba a pasar el Día del Estudiante y la Primavera en los Bosques. Al parecer, el clásico, masivo e histórico festejo no va más o, al menos, cambió de sede. ¿Cómo se explica el abandono de ciertos hábitos o tradiciones y cuáles son los intereses de las nuevas generaciones?
La escena se repite. A Lila (17) también le llegó la pregunta, en este caso por parte de su mamá, sobre la posibilidad de ir con amigos a Palermo por el 21 de septiembre. “No entiendo, ¿decís ir a festejar ahí? Sí, sé de qué se trata, pero nunca escuché que un estudiante secundario de este siglo fuera ahí”, le contestó. El plan de Lila para ese día fue un almuerzo con sus amigas del colegio, el Nacional de Buenos Aires, en lo de una de ellas. Su hermana Malena (14) tampoco pensó en pisar Palermo: celebró con una pijamada en la casa de una amiga.
Sofía (18), estudiante del Instituto Huergo, tampoco optó por un espacio público. «Organizamos dos festejos por el Día de la Primavera con mis amigos, y los dos en casas. Ayer nos encontramos con las chicas del club a merendar en lo de una de ellas, fue algo espontáneo, y el sábado a la noche vamos a hacer una juntada en lo de otro amigo. No tenía ni idea de que se hacían festejos en los Bosques de Palermo: sabía de los picnics de la primavera, pero pensé que se hacían en Puerto Madero«, cuenta.
Matías (15), que va al mismo colegio, dice que en su caso, decidieron ir al Abasto porque “el día estaba feo”. “Comimos ahí y después nos quedamos toda la tarde recorriendo negocios y jugando un rato en el samba. La pasamos genial«, comparte.
Los testimonios de estos adolescentes coinciden con la poca cantidad de estudiantes que hubo este jueves haciendo picnic en Palermo, como pudo comprobar Clarín en una recorrida.
Para Joaquín Linne, investigador del Conicet, docente en la Universidad de Buenos Aires y sociólogo especialista en jóvenes, “hoy nos enfrentamos a un proceso general de plataformización de la realidad”.
Colmados. Los bosques de Palermo, en el Día de la Primavera de 2019. Foto Fernando de la Orden / Archivo “Lo masivo (y presencial) se terminó. Las pantallas y la interacción por redes tiene que ver con este cambio. Hay excepciones como los recitales, pero ahí el interés pasa por encontrarse con eso que suelen ver en Tik Tok o Instagram”, explica Linne.
Dice que las generaciones anteriores tenían la juntada en Palermo como una excusa más para socializar con gente de su edad. “Hoy ya no necesitan esos espacios. Se busca pareja por una aplicación o se conoce gente nueva por redes”, asegura el especialista.
Sostiene que lo mismo ocurrió con otro tipo de salidas: “Muchos jóvenes dejaron de ir al cine, por ejemplo, hoy tienen todo disponible en su computadora o celular”.
Las tradiciones y los hábitos tan arraigados, como ocurre con los festejos en Palermo, que fueron un clásico por muchos años, son difíciles de erradicar. “Una hipótesis es que la pandemia, que tuvo un impacto fuerte en la vida social de los jóvenes y la forma de relacionarse, pueda haber tenido incidencia en cortar esta tradición, aunque es un proceso que se venía dando”, aporta Linne.
Aclara que es un tema multifactorial, que también influyen otros aspectos. “Es probable que, además, vean la opción de un parque como algo menos seguro y, a la vez, puede que hoy no consideren que sea cool reunirse en un lugar así a charlar o tomar algo”, agrega. Por esta razón es que muchas de estas juntadas pasaron a hacerse entre menos y en casas.