José María Rodríguez fabrica y enseña a los demás a armar su ecoguardián. Su objetivo es conseguir “aliados para llevar el mensaje” del cuidado del planeta.
26 de octubre 2023, 05:13hs
Crear un juguete que dure 400 años, que fue pensado como un mensaje sembrado hoy para que sea transmitido por generaciones. Esa es la misión de Botito, el robot “ecoguardián” hecho con plástico recuperado que fue creado por José María Rodríguez y su compañera de vida, Daniela Czajkowski.
Rodríguez es un diseñador ecológico de Carmen, un pueblo de Santa Fe, y comenzó un emprendimiento de la marroquinería en 2010, cuyos productos siempre fueron fabricados con materiales rescatados para “resignificar los residuos de este tipo de industrias”, explicó en diálogo con TN.
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Su vocación ambientalista lo motivó a diseñar un producto ecológico para presentarlo en un concurso y ganó, pero el diseño tenía una falla que solo podía solucionarse con una máquina traída de Bélgica, algo que no podía costear.
Al verse obligado a repensar su proyecto, Rodríguez, Czajkowski y el resto de su equipo crearon al “ecoguardián” Bo-tito, hace siete años. Se trata de un robot hecho con plásticos recuperados, tapitas, envases de champú, bidones y otros, y las partes se unen con cordones: “Con Bo-tito, resignificamos el plástico de uso cotidiano. Nosotros evitamos que se tire para que vaya a parar a un basural abierto”. Era un rubro totalmente distinto a la marroquinería, aunque con la gran misión de que cada persona se transforme en un consumidor responsable.
Con Bo-tito, las personas juegan y aprenden a cuidar el planeta. (Video: cortesía de José María Rodríguez)
¿Por qué un robot? “Todos, en algún momento, tenemos la fantasía, desde los 0 a los 99 años, que un robot nos ayude en alguna tarea que no nos gusta o para la que necesitamos un apoyo”, y por estar vinculado a la tecnología, un tema de gran relevancia en la actualidad.
El material para los juguetes se obtiene por donación espontánea, trabajo en conjunto con centros de reciclaje y también reciben descartes de la industria plástica. Durante los siete años de existencia de Bo-tito, el equipo ha reciclado más de seis toneladas de plástico. “El plástico tarda 400 años en degradarse. En realidad, lo que estamos haciendo a través de este proyecto es tirar un mensaje 400 años para adelante, poder pedirles perdón a nuestros humanos de 400 años en el futuro y mostrarles que hubo un grupo de personas que trató de hacer las cosas diferente”, remarcó.
Aliados para llevar el mensaje
Rodríguez no solo decidió fabricarlos, sino que también dicta talleres de armado y charlas. “Estamos preocupados por que la gente se eduque respecto de temas ambientales, que realmente entienda que va a resignificar residuos, lo que puede ser no solamente bueno para el planeta, sino que puede tener un impacto social donde ayudamos a un tercero, y también puede tener, por supuesto, un rédito a través de la venta, como es nuestro caso”, remarcó.
Junto con su equipo, visita escuelas, empresas con responsabilidad social, municipios e hizo intervenciones en espacios públicos. La meta de convertir a las personas en “aliados para llevar el mensaje”. Los Bo-titos han viajado por distintas provincias del país y también al exterior, a Uruguay, México, Colombia y a Rapa Nui o Isla de Pascua (Chile). También dio una charla TED en Casilda, Santa Fe, hace dos años.
“Cuando la gente hace un Bo-tito, aprende un método de construcción. Lejos de no querer compartir lo que hacemos, queremos que el juego sea superabierto para que todos seamos colaboradores en esta carrera de cuidar el planeta”. Así, cambia de a poco la creencia de que el plástico afecta al ambiente: “El plástico no es malo, mala es la forma en que lo consumimos”, remarcó.
Los Bo-titos se venden armados o como kits con instrucciones para ensamblarlos, y cada caja tiene una dedicatoria: “Todo superhéroe necesita un compañero. Acá te estamos enviando tu compañero”.
La experiencia con este juguete ha sido gratificante, y ha tenido resultados que Rodríguez no imaginó. Una de esas anécdotas la contó en su charla TED. Una clienta le contó que su hijo tiene autismo y que Bo-tito era el único juguete con el que había jugado. Al no tener expresión, el pequeño imaginaba que el robot experimentaba las mismas emociones que él, lo que le permitió crear una conexión. Es por esto que los creadores de Bo-tito experimentan su impacto acompañados de médicos y padres.
José María también ha dado charlas en México, Uruguay, Colombia y en la Isla de Pascua, Chile. (Video: cortesía de José María Rodríguez)
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El juguete ofrece un gran mundo de posibilidades. Desde hace año y medio, se sumaron los hogares para ancianos a la lista de talleres de armado. “Los abuelos lo están tomando como un juguete de apego. No solo tiene que ver con lo pedagógico y lo didáctico, sino que también estamos creando un elemento de sentimiento en algo que cualquiera puede construir con sus manos. Lo que nosotros decimos es que Botito no solo puede rescatar 10 kilos de plástico, sino que puede brindar a cada persona que lo tiene un momento único”, subrayó Rodríguez.