Pipo Pescador, el artista que hizo felices a los nenes y también a los padres

Enrique Fischer, su nombre de nacimiento, fue uno de los pioneros en formular un lenguaje diferente para comunicarse con los chicos: con imaginación y poesía pero sin condescendencia.

Pipo Pescador se radicó en Eberbach, un pequeño pueblo ubicado a unos 100 kilómetros de Frankfur (Foto: Facebook pipopescadoroficial)

Pipo Pescador se radicó en Eberbach, un pequeño pueblo ubicado a unos 100 kilómetros de Frankfur (Foto: Facebook pipopescadoroficial)

La nena cumplía 4 años y como el padre era amigo de Pipo Pescador se animó a invitarlo a la fiesta. Era el momento de máximo esplendor del artista, y aun así aceptó no solo ir a la fiesta sino también al jardín de infantes al que la pequeña asistía.

En el jardín se produjo una especie de conmoción, era como si llegara Frank Sinatra. Los padres, al enterarse, quisieron quedarse y las maestras no pudieron negarse. Lo mismo ocurrió en el festejo particular, en el departamento de la familia. Todos los padres se quedaron junto con los niños y la fiesta fue un gran éxito.

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En realidad, así comenzó todo: Pipo Pescador animaba fiestas infantiles y actuaba en jardines de infantes. Hasta que probó trabajar en una sala a la gorra y le fue tan bien que a los pocos días lo llamaron de Canal 13. Su carrera despegó rápidamente; su encantador aspecto con el pelo largo, la boina, el acordeón (que aprendió a tocar de oído) y la vestimenta, mezcla del campo de Gualeguaychú, su ciudad natal, y los orígenes de su familia, alemanes del Volga, construyeron una mística inconfundible y un lenguaje diferente.

Pipo Pescador, un fenómeno entre grandes y chicos (Foto: Captura)

Pipo Pescador, un fenómeno entre grandes y chicos (Foto: Captura)

La historia detrás de Pipo Pescador

Enrique Fischer, a quien conocimos como Pipo Pescador (Fischer significa pescador en alemán) fue uno de los iniciadores, junto con María Elena Walsh y Hugo Midón, de una nueva manera de comunicarse con los chicos, con imaginación y poesía pero sin condescendencia.

Su canción más famosa, “El auto de papá”, se hizo inmensamente popular cuando la interpretaron los payasos españoles Gaby, Fofó y Miliki, aunque ellos nunca mencionaron su autoría. Pero Pipo Pescador ya gozaba de plena fama. Trabajó en cine (Luces de mis zapatos), escribió libros, actuó en toda clase de teatros, auditorios y café concerts, grabó muchos discos y ganó toda clase de premios en la Argentina, en España y en Italia. Escribió un libro para niños con autismo, Casa sin ventanas, y otro para niños sordos, La campana bajo el agua.

Pipo Pescador junto a Carlitos Balá (Foto: Captura YouTube)

Pipo Pescador junto a Carlitos Balá (Foto: Captura YouTube)

Dice, sin embargo, que no le fue tan bien cuando intentó cantar tangos, aunque de hecho llegó a grabar un álbum. Tras una frondosa carrera en teatro, televisión y discografía más unos quince libros publicados, Enrique Fischer se fue de la Argentina porque extrañaba a su familia.

Se radicó en Eberbach, un pequeño pueblo ubicado a unos 100 kilómetros de Frankfurt. Ahí vive en una espléndida casa de cuatro pisos donde la planta baja es el taller de su yerno, Guillermo Burgos, un destacado luthier. Fischer vive en el primer piso, en un soberbio departamento de 100 metros cuadrados; en el segundo piso vive su sobrino Lucas y en el tercero, una buhardilla, viven su hija Carmela con su marido.

En Alemania puede cantar tangos y cualquier otra cosa que se le ocurra. En Europa no tiene que responder a su historia con Pipo Pescador. Pronto vendrá de visita a Buenos Aires, probablemente en marzo.

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