miércoles, 27 noviembre, 2024

Por qué Javier Milei apuesta todo al 2025 y cómo ve el Gobierno a la oposición

Nunca antes un Gobierno dependió tanto del humor social. Las redes sociales son un termómetro que Javier Milei ha decidido adoptar como índice de confianza, en tiempo real, de su gestión. Pero más que una innovación en términos de comunicación política es una necesidad: el Gobierno no tiene recursos para llevar adelante políticas que se sostengan contra la corriente.

Ha habido presidentes que pese al escepticismo de la sociedad implementaron políticas que finalmente fueron aceptadas. Carlos Menem, las privatizaciones y la Convertibilidad, es un ejemplo. Milei no tiene ese margen porque carece de consenso para aprobar un paquete legislativo, no cuenta con una fuerza política importante que lo respalde y no tiene gobernadores propios. Sí ha construido un claro relato con un enemigo, todos los que no apoyen al Gobierno, y con una oposición desdibujada.

En los principales despachos de la Casa Rosada se respira confianza, certeza y una lectura unánime de que la política está atomizada. Dicho en crudo, que no hay ningún opositor en condiciones de liderar hoy una fuerza que se anteponga con chances a La Libertad Avanza. Hasta reconocen que el senador y titular de la UCR, Martín Lousteau, ha intentado tomar esa posta de antítesis a Milei. “Pero es muy riesgoso, sobre todo porque ni siquiera es apoyado por la UCR”, comentan. Utilizan los casos de los gobernadores Ignacio Torres (Chubut) y Martín Llaryora (Córdoba) que buscaron tener más visibilidad, porque -afirman- no leyeron que la gente apoya al Gobierno.

En los pasillos de alfombras rojas y puertas espejadas de Balcarce 50, no hay bullicio ni decenas de personas deambulando como en otros tiempos. Son pocas las voces que se escuchan. Algunas, reproducen pensamientos poco conocidos de los hombres de mayor confianza de Milei, como por ejemplo de Nicolás Posse, el jefe de Gabinete que integra uno de los primeros anillos de poder entorno al libertario.

Al parecer, Posse interpreta que hay una suerte de depuración tanto en el peronismo que abarcaba a sectores de derecha e izquierda, como en el difunto Juntos por el Cambio. Esa depuración para el jefe de Gabinete, dicen, terminará confluyendo en dos grandes espacios o frentes. Uno de centroderecha que presidirá Milei y otro que aún no tiene conducción pero se prevé, confluirán el kirchnerismo y la izquierda.

Hay un convencimiento, por ejemplo en Diputados, que Unión por la Patria se terminará fragmentando porque nadie conduce y Cristina Kirchner, apenas alcanza a ordenar en parte el Senado. Creen que el bloque de diputados se mantiene por los nombramientos en las comisiones, pero que se desarticulará porque ni Máximo Kirchner ni Germán Martínez son considerados jefes. Y empiezan a tallar los gobernadores peronistas tanto en Diputados y en el Senado, en función de sus intereses. El tucumano Osvaldo Jaldo, hoy aliado oficialista, es un caso emblemático.

Un funcionario clave. Nicolas Posse Jefe de Gabinete. Foto: Federico López ClaroUn funcionario clave. Nicolas Posse Jefe de Gabinete. Foto: Federico López Claro

Nadie lo dirá públicamente, pero en el ámbito exclusivo que integran Posse, Santiago Caputo y Karina Milei, por debajo del mandatario, interpretan que el declive político afecta tanto a Cristina como a Mauricio Macri. En la Casa Rosada observan que cada vez que Cristina o Macri intervienen en las redes o medios tradicionales, el impacto es menor y la negatividad sobre lo que dicen, crece.

De allí que la fusión entre La Libertad Avanza y el PRO que parecía inminente unos meses atrás, haya quedado stand by. Los libertarios no creen que sea momento, más allá de la afinidad entre ambas fuerzas. “No hay ninguna urgencia para una alianza”, afirma un referente oficialista.

Incluso, un sector de LLA abona la teoría de algunos referentes amarillos. Siendo las de 2025 elecciones legislativas, no sería negocio aunar fuerzas sino más bien presentarse como dos alternativas distintas, tratando de acaparar el primer y segundo lugar. Eso les permitiría, por ejemplo, hacerse con los 3 senadores nacionales en juego en la Ciudad a los libertarios y al macrismo. Falta demasiado, aún.

Hay otros matices que distancian al Gobierno del macrismo. El capítulo de reforma laboral original del DNU, luego judicializado y frenado, se metía con la cuota solidaria de los sindicatos y con las obras sociales. Ambos ítems, remarcan en Balcarce 50, fueron sacados de los “nuevos” proyectos que presentaron el PRO y la UCR. “Lo esperábamos de los radicales pero no del PRO, son resabios de la vieja política también. No es lo ideal pero al menos se termina con la industria del juicio”, señalan.

En el medio está el inminente tratamiento de la Ley Bases, una reducción de lo que fue la fracasada Ley Ómnibus. Los actores son los mismos, pero la diferencia es que ahora se conocen. “La política siempre jugaba al tenis, y llegamos nosotros y quisimos jugar al bádminton. Ellos creyeron que íbamos a terminar jugando tenis, al que también sabemos jugar, pero no. Nos mantuvimos con el bádminton y ahora ellos lo saben”, grafica un miembro del Gabinete.

La metáfora lleva a otra conclusión a la que arriban en el Gobierno, tras cuatro meses de gestión. “Controlando la inflación y las calles, para que no haya piquetes ni desbordes, nos basta para marcar diferencias a nuestro favor con décadas de fracaso”, dicen. En otras palabras, si vuelven a voltear la Ley Bases, Milei se ocupará de trazar una raya para denunciar a los responsables -¿Así quedarán conformados los dos nuevos frentes políticos?-, y usará esa victimización como estrategia de campaña para lograr más bancas en la elección del año que viene. A lo Nayib Bukele en El Salvador, que esperó dos años para tener el poder del Congreso.

¿Ex líderes?. En Gobierno dudan sobre la vigencia de Cristina Kichner y Mauricio Macri. Foto: Maximiliano Vernazza/ARGRA¿Ex líderes?. En Gobierno dudan sobre la vigencia de Cristina Kichner y Mauricio Macri. Foto: Maximiliano Vernazza/ARGRA

“La aprobación de la ley acelera los tiempos, pero ya demostramos que teníamos un Plan B”, se ufanan.

Para cuando el rebote

Existe una duda que ha comenzado a volar por los despachos oficiales y opositores. Está claro que Milei empieza a controlar la inflación aunque el índice del 11% agujerea los bolsillos de la clase media y baja. Tiene para mostrar de aquí a mitad de año, la baja de los precios, de la emisión monetaria, la suba de las reservas del Banco Central, el control del tipo de cambio o la baja del riesgo país. Pero, ¿eso mejorará automáticamente la calidad de vida de quienes ven como se achica su poder adquisitivo?

En el Gobierno confían en Milei; que la recesión y el techo en materia de precios, rápidamente provocará que el valor del peso y de los salarios se acrecienten. Algo similar a lo ocurrido con la Convertibilidad en la era menemista. Sin embargo, un ex funcionario de Economía en épocas de vacas gordas sostiene que para que ello ocurra la inflación deberá situarse varios meses en un dígito, pero al nivel del 2 o 3%. “Y para eso falta mucho y no va a ocurrir probablemente este año ni el otro”, analiza.

Duda. Cuándo los sectores más afectados por el ajuste verán un cambio en su economía. Duda. Cuándo los sectores más afectados por el ajuste verán un cambio en su economía.

“Es difícil que haya un rebote en V en el segundo semestre. El poder adquisitivo queda golpeado. No veo un segundo semestre donde la gente sienta una mejora. La baja de la inflación va a ir acompañado los problemas de empleo y salarios paupérrimos”, asegura el economista.

Incluso, va más allá y argumentan que el impacto del aumento de la exportación de granos -soja- o el desarrollo del sector energético, no mueven el amperímetro en el trabajo productivo. Sí en cambio la recuperación es inmediata cuando se habla de turismo, comercio, construcción o economía de la industria. Pero por ahora son sectores postergados que dependerán de un levantamiento del cepo que no parece tan cercano, para la llegada de inversiones. Y eso en la Casa Rosada lo saben. “El asunto es que del otro lado no hay nada, solo décadas de fracaso. Y lo más relevante que pueden construir es un segundo paro general en cinco meses”, remarcan en el oficialismo.

¿Cuánto durará el apoyo de la sociedad a Milei? Por ahora se mantiene firme. Nadie lo sabe a ciencia cierta. La política no tiene un Plan B. Y eso el Gobierno lo tiene claro.

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