El mundo de las coincidencias emociona, pero a veces exige paciencia. La escuela rural N° 27 de Allen esperó cinco años para que su idea de prometer lealtad a la bandera rionegrina consiguiera respaldo. Pero valió la pena: un viaje de estudio permitió justo que los chicos presenciaran la votación en Viedma y en la semana del 113° aniversario del colegio.
“Nosotros ya teníamos programado un viaje a El Cóndor del 2 al 5 de septiembre, la mayoría no conocía el mar así que la idea era que cumplieran ese sueño. Ahí fue cuando nos llamaron para avisar que el proyecto iba a ser tratado. Fue súper emocionante, lo hablábamos con el director de la escuela, yo le decía: ‘si lo hubiésemos planificado así, no salía’”, contó Verónica Tagliapietra, la docente impulsora de la propuesta. Esperan que el acto patrio sea parte del calendario oficial, para quienes cursen el 5° grado.
Y como si estas conexiones fueran pocas, el creador de la bandera rionegrina en 2008, Daniel Cuomo, también es allense y vivió en una las chacras donde funcionó este mismo colegio. “Es una decisión muy acertada del Gobierno, ya que reafirmará el vínculo de cada ciudadano de nuestra provincia con sus símbolos (…) justamente la unión de los rionegrinos fue el objetivo central que traté de inspirar con la creación de la bandera”, valoró el abogado, en diálogo con RÍO NEGRO.
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Todo junto y el mejor regalo para una de las instituciones educativas más antiguas de la ciudad, que de hecho, perteneció a la jurisdicción neuquina, cuando los departamentos General Roca y el Cuy fueron anexados al territorio vecino, por apenas un año, en 1916. Comenzó siendo la Escuela N° 6 de Río Negro en Colonia Lucinda (1911), “a la vera de la Carretera Cipolletti – Contralmirante Cordero”. Después de varios períodos, fue la Escuela N° 1 de Neuquén, hasta que la deserción que ocasionó el éxodo de familias por los cambios en la región, motivó su traslado a la zona este de Allen en 1918, donde recibió el emblemático N° 27 que todavía ostenta.
Allí inició su funcionamiento con doble turno y 83 inscriptos, en un local arrendado a José Manzaneda en la chacra 84, bajo la dirección de Adonai Ramírez. En 1920, ante las malas condiciones que presentaba el edificio, se trasladó a la propiedad alquilada a Benito Huerta, hasta que recién en 1947, cumpliendo las directivas del 1° Plan Quinquenal, el Consejo Nacional de Educación comenzó la construcción del actual inmueble, en terreno donado por Santiago Tomás García, hijo de uno de los primeros pobladores del sector y cuyo nombre designa al colegio desde 1972. Hoy esa localización es la calle 4 “Haydee Coila”, entre las rutas 65 y 22, antes de llegar a Guerrico.
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En tantos años de trayectoria, sus estudiantes y docentes dejaron huella en certámenes de antaño, como “la Justa del Saber” y concursos de composiciones organizados por la Caja Nacional de Ahorro y Seguro, con niños de todo el país. En sus aulas se enseñaron manualidades gracias a las materias primas disponibles, como el mimbre, la totora y el junco. También se profundizó en huerta, apicultura, economía y labores. Hasta su ingreso llegaron colectivos de empresas desaparecidas como «El Valle” y «La Sarita» (1938), para luego dar paso a «La Costa” (1984).
Cuenta con biblioteca, la «Ruca Anay» (en mapuche, casa del amigo), desde 1985 y la canción «En el pizarrón», del ex docente Hugo Vítale, con música de Walter Ludueña, honró a sus maestros de chacra. Sus ampliaciones demandaron mucho esfuerzo de la cooperadora, pero a pesar de todo, sigue firme y orgullosa de tanta historia vivida.
Ahora todos esperan la votación en segunda vuelta de este sueño de la promesa, sólo una formalidad, consideran, después del respaldo por unanimidad en la Legislatura. El bloque de la UCR, integrado por Lorena Matzen y Ariel Bernatene, fue el que lo presentó. Si todo sale bien, se aplicará cada 1° de octubre, en el aniversario del primer izamiento de la insignia.
