viernes, 17 enero, 2025

El día más triste en Villa Gesell

Desde Villa Gesell

Ayer fue la jornada más triste después de aquella en la que se produjo el derrumbe del apart-hotel Dubrovnik de Villa Gesell, ya que los rescatistas involucrados en el operativo hallaron cuatro cuerpos sin vida bajo los escombros, todos ellos pertenecientes a albañiles de distintos oficios afectados a las obras que se estaban realizando bajo las órdenes de arquitectos y que se investiga si fueron las causales del trágico colapso. Fue la primera vez en ocho días de búsqueda que se encuentra tamaña cantidad de personas entre las ruinas de la mole de ocho pisos desmoronada en la madrugada del 29 de octubre.

Cuando aún era de noche y después de un lunes azotado por fuertes vientos y precipitaciones que obligaron a interrumpir las tareas de rescate –y las clases en instituciones educativas– los socorristas encontraron a Fabián Javier Gutiérrez, carpintero y herrero de 53 años.

Gutiérrez era de Jujuy pero vivía desde hacía largo tiempo en Merlo, al oeste del conurbano bonaerense. Mientras su cuerpo aún era buscado, se filtraron públicamente unos audios de Whatsapp en los que el obrero reconocía que “están invirtiendo un montón de guita en algo que está prácticamente hecho pelota”. Además agregó que iba a hacer trabajos “del sexto hasta el primer piso, más a menos acondicionarlos, y el año que viene —o cuando termine la temporada— lo reemplazamos todo con melamina y sin puertas”, idea que “no le gustó ni le convenció a la arquitecta, pero es lo que hay”. Este audio revista notable interés, ya que el propio Gutiérrez reconoce que era conminado a hacer obras en un área que luego se supo que no contaba con los permisos municipales correspondientes.

En el transcurso del martes trascendió con fuerza que otros hallazgos eran inminentes, lo cuál envolvió de tensión a toda la zona cortada al tránsito y eso se notó especialmente en el trato hostil de algunos efectivos apostados en el corte de Avenida 1 bis y Paseo 104 –a 150 metros del Dubrovnik–, quienes por un momento se desentendieron del rol para el cual fueron encomendados y hasta corrieron parcialmente las cintas, generando confusión respecto a la posibilidad o no de pasar más allá de esa delimitación, algo que este par de policías reprendía en medio de la evidente confusión.

Más allá de esta infeliz excepción, lo cierto es que el operativo de corte, tanto de las distintas fuerzas de seguridad provinciales como de la Dirección de Tránsito geselina, fueron prolijos y amables para los numerosos transeúntes que querían curiosear más de lo habilitado. Y mucho más aún para los familiares de las distintas personas buscadas bajo los escombros, quienes recibieron especial contención en las carpas apostadas cerca de lo que supo ser el Dubrovnik. Además se pidió especialmente ser cuidadosos con el registro de fotos y videos durante esa jornada, lo cuál hacía presagiar lo inminente.

Es que ya avanzada la tarde del martes llegó la noticia de dos hallazgos más: pertenecían al gasista marplatense Mariano Raúl Troiano de 47 años y al plomero Matías Alberto Chaspman, oriundo de Batán y quien iba a cumplir 28 años el 30 de octubre, es decir, un día después del derrumbe. Apenas unas horas después, caída la noche en Villa Gesell, se sumó la aparición del cuerpo del carpintero, plomero y changarín Ezequiel Juan Matu de 38 años y también habitante de Mar del Plata.

En este escenario ya son siete las víctimas fatales por el colapso del Dubrovnic: antes habían sido encontrados Federico Ciocchini de 89 años –el único que falleció en el edificio lindero Alfio I producto de la caída lateral de la mole de diez pisos–, María Rosa Stefanic de 52 que había sido la propietaria del apart hasta la reciente venta a la firma Parada Liniers S.A. pero seguía viviendo en un apéndice mientras se construía su futura casa en la vecina ciudad de Madariaga, y su sobrino Nahuel Stefanic de 25 quien continuaba trabajando en el alojamiento de más de 40 departamentos.

Aún falta encontrar el cuerpo de Dana Desimone, la joven geselina de 28 que se suponía estaba durmiendo en el tercer piso del apart hotel al momento del derrumbe, aunque el ministro de Seguridad bonaerense Javier Alonso dijo en la noche del martes que la fiscal Verónica Zamboni le solicitó continuar con el operativo hasta sacar los últimos escombros porque “no se descarta que podrían haber otras personas, así que tenemos que seguir profundizando la búsqueda”. Vale decir que el Dubrovnik estaba cerrado y por lo tanto no tenía registro de pasajeros, así que la única forma por la cual se pudo estimar cuántos y quiénes dormían allí cuando ocurrió el desmoronamiento, fue por declaraciones de familiares y allegados a las víctimas.

En relación a la causa, el lunes habían sido excarcelados los únicos albañiles que sobrevivieron al colapso: dos obreros y dos capataces que lograron escaparle a la muerte pero fueron detenidos inmediatamente después. Sus testimonios fueron fundamentales para reconstruir las tareas edilicias que se estaban realizando adentro y ayudaron a establecer las imputaciones ordenadas por la fiscal geselina Zamboni, quien lleva adelante la causa caratulada de momento como estrago pulposo agravado por muerte y lesiones.

Los detenidos, hasta el momento, son Rubén Taquichiri, un obrero y contratista de Ostende, localidad del vecino partido de Pinamar, y Jorge Bonavita, arquitecto dolorense pero con residencia en Madariaga y señalado por declaraciones como quien ordenaba las tareas, a pesar de que no era quien firmaba las obras. Además pesan imputaciones sobre Juan Manuel Arcos Cortés, el dueño de la firma Parada Liniers S.A. que le había comprado el Dubrovnik a María Rosa Stefanic, y el resto del directorio de esa firma. Zamboni, titular de la Fiscalía 6 de Villa Gesell, intenta determinar si algunas de las dos obras (una de ellas sin habilitación alguna) fueron las que provocaron el derrumbe o si el mismo se produjo por fallas edilicias anteriores.

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