domingo, 29 diciembre, 2024

El iceberg más grande del mundo se desprendió de la Antártida y navega a la deriva por el océano

El iceberg más grande y antiguo del mundo, A23a, se desprendió del vórtice oceánico que lo mantenía atrapado cerca de las Islas Orcadas del Sur, en un archipiélago de la Antártida.

Este coloso de hielo, con un peso estimado de casi un billón de toneladas y una superficie de 3.600 kilómetros cuadrados, equivalente a cinco veces la superficie de Nueva York, se encuentra ahora a la deriva en el Océano Austral. Las imágenes satelitales analizadas por el British Antarctic Survey (BAS) confirmaron el desplazamiento.

Según los científicos del Instituto Polar británico, el mega témpano, que duplica en tamaño la superficie del Gran Londres, viajará con destino a las aguas más cálidas del Atlántico Sur, donde eventualmente se romperá en fragmentos más pequeños hasta desaparecer.

Ante la consulta de Infobae, el doctor en geología y glaciólogo Lucas Ruiz, investigador adjunto del Conicet en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), explicó que lo visible del témpano representa apenas el 10% de su volumen total, ya que el resto permanece sumergido hasta alcanzar el fondo marino.

En octubre de este año, el informe Protecting a Changing Southern Ocean, de la Coalición Antártida y del Océano Austral (ASOC), se sumó a la evidencia científica creciente y alertó sobre las “anomalías sin precedentes” que enfrentan la Antártida y el Océano Austral, con temperaturas récord, olas de calor marinas más frecuentes y un deshielo acelerado. Estas conclusiones coincidieron con reuniones clave sobre conservación de los recursos del planeta, como la COP16 en Colombia.

Una historia que comenzó en 1986

A23a es un remanente del iceberg A23, que se desprendió en 1986 de la plataforma de hielo Filchner en la Antártida. Este iceberg inicial se fragmentó en tres partes, y el bloque A23a es el más grande. Durante más de tres décadas, permaneció encerrado en el lecho marino del Mar de Weddell, donde sus placas de hielo, de hasta 400 metros de espesor, resistieron los embates del tiempo.

En 2020, inició su lento movimiento hacia el norte, pero no fue hasta 2023 cuando logró liberarse del vórtice oceánico conocido como Columna de Taylor, que lo mantenía girando sobre sí mismo.

“El viaje del iceberg estuvo marcado por acontecimientos científicos intrigantes. Durante meses, el iceberg estuvo atrapado en una columna de Taylor, un fenómeno oceanográfico en el que el agua que gira sobre un monte submarino atrapa los objetos en su lugar. Esta dinámica hizo que el A23a girara en un punto, retrasando su rápida deriva hacia el norte”, señaló el instituto polar británico en un comunicado.

Ruiz explicó que el iceberg se desprendió de la plataforma antártica hace aproximadamente 30 años y desde entonces permaneció encallado en un área específica. Este fenómeno ocurrió debido a que, mientras no pierde volumen por derretimiento, el témpano no puede liberarse del anclaje que lo mantiene encallado.

En este caso, al estar anclado, el témp, resaltó la importancia de estas investigaciones: “Sabemos que estos gigantescos icebergs pueden aportar nutrientes a las aguas por las que pasan, creando ecosistemas prósperos en áreas que de otro modo serían menos productivas. Lo que no sabemos es qué diferencia hacen los icebergs particulares, su escalada y su origen en este proceso”. s. Eventualmente, un témpano de este tipo podría acercarse más a Sudamérica”, señaló a Infobae el glaciólogo e investigador del Conicet.

Andrew Meijers, oceanógrafo del British Antarctic Survey, afirmó: “Estamos interesados en ver si tomará la misma ruta que otros grandes icebergs que se han desprendido de la Antártida. Y lo que es más importante, qué impacto tendrá esto en el ecosistema local”.

¿El iceberg A23a se desprendió por el calentamiento global?

El cambio climático pudo haber influido en el movimiento del iceberg A23a, que se encuentra en un estado de deterioro evidente. Las temperaturas más cálidas, tanto del aire como de las aguas superficiales del océano, fueron desgastando sus bordes, aunque su parte central permanece relativamente intacta, dijeron los investigadores británicos.

En tanto, Ruiz consideró que hace falta más investigación para determinar si el aumento de la temperatura provocado por el calentamiento global es la causa del desprendimiento de este témpano gigante, o si, en el caso de A23a, se trata del proceso natural de vida de los iceberg, que a medida que se desprenden de la plataforma antártica, navegan hacia aguas más meriodionales.

Su masa, alguna vez colosal, está disminuyendo a medida que avanza hacia zonas más cálidas alejadas de la Antártida, un viaje que, según los expertos, acelerará su desintegración.

Hacia dónde se dirige el iceberg más grande del mundo

Este proceso de derretimiento, además de ser inevitable, tendrá implicaciones ecológicas y oceanográficas. Al igual que otros icebergs en el Mar de Weddell, es probable que A23a sea arrastrado por la Corriente Circumpolar Antártica hacia el Atlántico Sur, a través del conocido “callejón de los icebergs”.

Su destino más probable es la isla subatártica de Georgia del Sur, donde se fragmentará en trozos más pequeños que eventualmente se derretirán.

El caso de A23a no solo refleja la fascinante dinámica de los icebergs en el océano, sino que también destaca los efectos del cambio climático en estos gigantes helados. A medida que los científicos monitorean su trayectoria y deterioro, A23a es un ejemplo concreto del impacto de las actividades humanas en el sistema climático y sus efectos en los ecosistemas polares.

Viaje al témpano más grande del mundo

Hace un año, un equipo de investigadores del British Antártida Survey, a bordo del moderno buque de investigación RRS Sir David Attenborough, tuvo la oportunidad de estudiar el iceberg A23a de cerca, durante una expedición científica en el Mar de Weddell, como parte del proyecto BIOPOLE.

Durante esta misión, capturaron las primeras imágenes del iceberg en movimiento y recopilaron datos esenciales para analizar cómo los ecosistemas de la Antártida y el hielo marino afectan los ciclos globales de carbono y nutrición.

Laura Taylor, biogeoquímica del BIOPOLE, resaltó la importancia de estas investigaciones: “Sabemos que estos gigantescos icebergs pueden aportar nutrientes a las aguas por las que pasan, creando ecosistemas prósperos en áreas que de otro modo serían menos productivas. Lo que no sabemos es qué diferencia hacen los icebergs particulares, su escalada y su origen en este proceso”.

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