domingo, 26 enero, 2025

Un viaje al más allá en ámbitos poco frecuentados

Más allá de lo conocido hay una frontera que no muchos trasponen. Hasta acá está bien, esto lo conozco, domino la situación. Estoy cómodo. Por eso la mayoría termina yendo a lugares comunes. Repitiendo lo mismo y no atreviéndose a salir de ahí. Ya el filósofo chino Lao Tze, hace unos 2.500 años, sostenía que el sabio que se aferra a la comodidad no puede ser considerado un sabio.

Con el apoyo de Turismo y de la Dirección de Pesca Deportiva Continental habíamos recalado en el prestigioso Las Pampas Lodge para encarar algunos buenos pesqueros de Chubut. Fátima Aviles, la Jefa Comunal de Aldea Las Pampas, fue clave en el entramado y la coordinación de este relevamiento con guías experimentados de la zona, como Santiago Sapo Sansot y Pedro Duarte, un brasileño de Buzios que hace unos cinco años recaló en la Patagonia y no sólo no se va más, sabe y pesca con mosca como si hubiera aprendido desde la cuna. Sin duda, con guías profesionales se allana mucho el camino y cada salida es una clase de flyfishing a cielo abierto.

Habíamos accedido al Lago N° 4 por la tranquera de las cabañas Melilauquen y, para jugarnos a dos puntas, dos se embarcaron en la balsa y el resto fuimos vadeando los flats, en una y otra dirección. Es un lago que da para eso y los resultados pueden ser muy buenos tanto desde el bote hacia la orilla o la hondura de algún dropp off, como también recorriendo por el flat, vadeando paralelo a la costa, casteando tanto hacia los obstáculos de la orilla como hacia la profundidad, que no es excesiva en la margen norte donde estábamos pero tiene unas grandes piedras bocha, algunas tan grandes que nos podemos parar arriba para castear más cómodos y alcanzar más distancia, y donde puede estar refugiada –y al acecho– una buena trucha.

Precauciones

Sugerimos actuar con cierto cuidado y procurando no ocasionar ruidos superfluos. Es decir, evitar movimientos bruscos, chapotear vadeando, golpear con la línea el agua. Y en el bote también no revolear el ancla, no golpear los asientos o pontones, o remar con exceso de energía. Es un espejo tranquilo y las buenas truchas se seducen con cierta delicadeza.

Vimos muchas que nos permitieron actuar a trucha vista con grandes secas de foam con líneas de flote y estrímeres con flote, hundimiento, sinking tip y full sinking. Para eso usamos equipos #6, #7 y hasta #8. No es sobredimensionar, son muy grandes algunas. Pescarlas y devolverlas rápido mejora su recuperación post captura. Vimos muchas, tuvimos piques y capturamos algunas arcoíris. No en la proporción que las vimos. La estrategia que más rindió fue la de tomar riesgos, achicar tippets, cambiar moscas y usar líneas de flote con punta de hundimiento en algunos casos.

   

Fue una jornada sin viento, pero con lluvia, lo que nos obligó a armar un gazebo y almorzar confortablemente charlando de la pesca y de la vida, brindando con nuevos y viejos amigos bajo una lona crepitando gotas frías de agua bendita. ¿Qué más podemos pedir? ¡Maravillas colaterales de esta pasión!

Algo más que pesca

Salimos del Lago N° 4 y fuimos a visitar a Mariana Cuenca, integrante de la familia Iribarne de las Cabañas los Cerezos, otro lugar digno de visitar y donde alojarse a metros del agua de ese lago. Las opciones son muchas ya que hay varios emprendedores esperando al pescador y su famila para deleitarse con los productos del lugar: caminatas guiadas, trekking con pesca a lugares remotos, cabalgatas con pesca o, sencillamente, cabalgar por valles, senderos y lugares de atractiva escenografía. Todos agrupados en el Instagram.

Para la segunda jornada nos alojamos en la hostería Lago Cinco, de Daniel Mendes Rodrígues y su hija Agustina, quienes nos recibieron con una hospitalidad y calidez propia de quienes ponen todo de sí en un emprendimiento bien propio y no como un negocio más.

Por la mañana accedimos por la bajada pública al Lago N° 5 y como teníamos poco tiempo, ya que el plan era rotar de lugar a la tarde y el espejo estaba encrespado, hicimos todos pesca vadeando entre las olas. Si las condiciones no son lo mejor, no podemos esperar, tenemos que actuar como sea mientras no tomemos riesgos excesivos. El veril con viento de frente y líneas de flote con punta de hundimiento fue un inconveniente, pero rindió bien aún con tiros no tan largos, lo que habla a las claras de lo bien poblado que está el 5. En mi caso, de esa manera pinché 3 arcoíris que tomaron una Intruder oliva grande y lastrada, una mosca que mantiene volumen y atractivo en aguas tumultuosas. Y el que dio la nota aquí fue Pedro Duarte, quien lanzando viento a favor contra la costa pinchó la arcoíris más grande con una Sparkle Minnow de tonalidad amarillenta.

Con la caña a caballo

A la tarde nos esperaban los caballos de Sheila Gago y Gustavo Núñez para luego de una linda cabalgata con las cañas en las mochilas acceder a sectores del río Las Pampas. Dejamos los caballos a su cuidado y lo caminamos por sus orillas con líneas de flote moscas secas y ninfas. Lo que fue muy rendidor aquí fue usar una mosca seca grande de foam y una San Juan Worm colgando a 30 o 40 cm. La lluvia del día anterior había movilizado muchas lombrices y las marrones entraban al copo regurgitando manojos de estos oligoquetos. Esa fue la clave para pescar con éxito esta vez este interesante río truchero.

El bonus track de este viaje a los pesqueros sureños fue el Lago N° 1, ya cerca de la comarca de Río Pico. Las cabañas La Bahía, de la querida familia Acevedo, fueron nuestro último destino. Al que sólo pudimos dedicarle media tarde. En una embarcación timoneada por Tito Fernández hicimos unos lances de última hora y, con líneas de hundimiento y moscas lastradas lanzando hacia los paredones a pique y dejando bajar el conjunto, capturamos un par de arcoíris sorprendentes. Un lago que estuvo muchos años soportando una presión extractiva y que ahora, gracias a la labor de la Dirección de Pesca Continental y sus guardapescas, ha recuperado un esplendor y una calidad de peces notable.

Por eso, aventurarse un poco más allá puede ser una buena opción en el mundo de la pesca. Salir de la zona de confort, incomodarse y arriesgar, descubrir cosas nuevas, ampliar horizontes y capitalizar experiencias novedosas. Las mejores cosas de la vida suceden fuera de la zona de confort y, más aún, en los ámbitos menos frecuentados de la provincia de Chubut. Los que están un poquito más allá de allá.

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