Madrid, 27 ene (EFE).- El expresidente de Sacyr Luis del Rivero ha dicho que el excomisario José Villarejo «valía por lo que callaba, no por lo que escribía», y ha asegurado que el contenido de los trabajos que el expolicía elaboró sobre él en 2011 y 2012 «encaja» con su actividad en esas fechas, aunque «fantasiosamente contado».
En su testifical, celebrada este lunes en la Audiencia Nacional, Del Rivero se ha referido además a las agendas de Villarejo, cuya lectura «es realmente interesante» porque incluyen detalles que probarían que «quien recibe las informaciones tiene que saber que es un policía en activo».
El empresario figura como acusación particular en esta pieza separada sobre los negocios del excomisario. Se trata del ‘Proyecto Wine’, que versa acerca de la presunta contratación de empresas de Villarejo para investigar el intento de toma de control sobre Repsol por Sacyr y Pemex.
Del Rivero se ha remontado al 20 de octubre de 2011, cuando fue cesado como presidente de la empresa constructora, un movimiento a pesar del cual Pemex «siguió defendiendo la posición del pacto».
De facto, ha proseguido, no fue hasta el 31 de enero de 2012 cuando las compañías rompieron su acuerdo; no obstante, ya a mediados de diciembre se podía «dar por concluido» a falta de flecos que, por el lado de Sacyr, pasaban por garantizar que no hubiera reclamaciones mutuas.
«Pero aquí no se trata de mi cese, porque mi cese no era condición para romper el pacto. Quizás era necesaria pero no suficiente», ha subrayado ante la sección cuarta de la sala de lo Penal, presidida por Teresa Palacios.
De acuerdo con su relato, que ha basado en la lectura de la causa contra Villarejo, los trabajos de inteligencia del excomisario se podían dividir en tres etapas. La primera, que coincide con esas fechas, «trata de romper el pacto, buscar todas las cosquillas de Pemex y Sacyr».
Cuando todo presagiaba que el acuerdo entre ambas compañías no iba a materializarse, los servicios habrían pasado a centrarse en Pemex para buscar «algún fallo». En opinión de Del Rivero, fue entonces cuando comenzaron a investigarle a él «con unas peticiones clarísimas» del que fuera jefe de seguridad de Repsol, Rafael Araujo.
La tercera y última fase, posterior, habría consistido en analizar y buscar «las cosquillas» al empresario «con datos absolutamente ficticios» y tratando, incluso, de asociarle con conocidos casos de corrupción de la época.
Durante su interrogatorio, que se retomará en la próxima sesión, también se ha referido a los tráficos de llamadas a y desde sus teléfonos que Villarejo incorporó a sus informes, y ha reconocido el «95 %» de los números que figuran en ellos y que correspondían a personas de su entorno, políticos y personalidades del mundo de la empresa.
Asimismo ha hablado de otras supuestas averiguaciones que el excomisario habría proporcionado a sus clientes, como que Del Rivero se hacía chequeos médicos en Suiza. Una afirmación que ha rechazado el expresidente de Sacyr.
«En mi vida he estado en ninguna clínica en Suiza», ha contestado a la Fiscalía Anticorrupción, para después añadir que «Villarejo valía por lo que callaba, no por lo que escribía».
El Ministerio Público pide 40 años de cárcel para el excomisario; 32,5 para el que fuera su socio Rafael Redondo; 28 para el exjefe de Seguridad de Repsol Rafael Araujo; 21 para el que fuera su ‘número dos’, Rafael Girona, y otros 21 para el exresponsable de Seguridad en CaixaBank Miguel Ángel Fernández Rancaño.
Anticorrupción atribuye delitos de cohecho pasivo, cohecho activo, descubrimiento y revelación de secretos de particulares con difusión a terceros cometidos por funcionario público, descubrimiento y revelación de secretos de particulares y falsedad en documento mercantil. EFE