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“Me llevó años acostumbrarme a los largos inviernos de Milán y a los modos aristocráticos de la familia de mi marido”, le confesó Lisa Corti a una cronista de Elle Decor. Hija que padres italianos que emigraron a África para abrir su propio comercio, nació en la actual Eritrea, donde vivió hasta 1960 tras casarse con el noble milanés Neno Corti di Santo Stefano Belbo, que la llevó a su país desde “su jardín encantado”. Allí, después de muchas experiencias en el mundo del diseño, abrió su propia tienda, que se hizo famosa por sus textiles únicos. Y allí nació su única hija, Ida Corti, que hoy dirige la firma. Con ella hablamos.
“Comprender y dominar los secretos de nuestra actividad nos da las herramientas necesarias para innovar. A decir verdad, no sigo las tendencias del mercado muy de cerca; más bien trato de mantener cierta independencia. Pero de lo que sí disfruto muchísimo es de explorar nuevas inspiraciones de diseño, aunque al principio las sienta un poco osadas”, nos dijo Ida Corti cuando le preguntamos por el mantra que las guía. “En los últimos años, hicimos dos cambios muy significativos: lanzamos una colección de vajilla y desarrollamos prototipos de bloques de madera hechos en India para abrirnos a la posibilidad de hacer los estampados en Italia. El objetivo es innovar manteniéndonos fieles a nuestro espíritu original, un profundo amor por lo artesanal”.
A su madre la marcó su experiencia africana y los textiles de la India. Muchos se inspiran en esas fuentes sin sobresalir como lo hicieron ustedes. ¿Qué las distingue?
La inspiración de mi madre surge de su infancia y de su mundo interior: no se trata de un análisis racional de tendencias, sino de un lugar mucho más profundo que cuesta traducir en palabras. En cuanto a mí, absorbí lo que ella me mostraba desde el minuto cero, y es parte de un legado al que le fui agregando mis propios elementos”.
«El legado no es una restricción; es la base de la libertad.»
Ida Corti, CEO de Lisa Corti, Milán
Hoy el péndulo vuelve a los colores y los estampados. ¿Cómo atraviesa Lisa Corti los momentos en los que el minimalismo manda?
¡Con coraje! En esos momentos, no hay que alejarse de quien uno es. Nuestra fortaleza radica en ser fieles a nuestra identidad, más que en seguir lo que está de moda a cada momento. Y si bien el minimalismo puede ser relajante, casi siempre necesita un golpe de vitalidad y audacia para cobrar su verdadero sentido. Sin eso, puede convertirse fácilmente en algo sin interés”.
¿Cuál es su combinación de colores preferida?
Creo que no hay una combinación ideal, porque depende mucho de la ubicación tanto espacial como geográfica del ambiente. Un cuarto en la India se podría pintar de celeste, y uno en los Alpes, en rosa viejo. En lo personal, prefiero tonalidades frescas en ambientes cálidos y bien iluminados, y colores cálidos e intensos en aquellos que necesiten una atmósfera acogedora. Esto no es una regla fija, por supuesto.
Nos encantó la manera en que pintó el armario de su living y algunos pisos de su departamento, un detalle que también tiene el local de Lisa Corti.
Mis habilidades pictóricas son bastante limitadas (sonríe), pero me gusta decorar, enmarcar, reubicar, cortar y pegar. Tengo buen ojo para identificar la mejor distribución posible, las proporciones adecuadas y colores que se complementen. Trabajo con elementos muy diversos que, por algún motivo, atraen mi atención. Recién después me involucro en crear una narrativa, una relación que los conecte.
“No tengo diseñadores textiles. Trabajo sola, pero cuento con un equipo fantástico que me ayuda a repensar mis ideas las veces que haga falta”.
“Para mi madre, nuestro primer viaje a la India significó revivir sus memorias de chica, se sentía como en casa. Para mí, fue la revelación de un mundo encantado. Corría 1977 y tenía 14 años. Era la inmensidad del color, un país casi sin autos, y con una abrumadora cantidad telas, saris y turbantes coloridos”.
Teniendo en cuenta que los hoteles buscan tanto diferenciarse por la experiencia, ¿alguna vez trabajaron para un proyecto del estilo?
Si bien no nos especializamos en ese segmento, hemos trabajado en colecciones cápsula para hoteles italianos muy sofisticados, como Il Pellicano, en Porto Ercole, o La Minervetta, en Sorrento.
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