El desdoblamiento electoral impulsado por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, ha generado un intenso debate político y logístico en Argentina. Esta decisión, que implica separar las elecciones locales de las nacionales, no se había implementado desde 2003 y plantea desafíos significativos tanto para la organización como para las dinámicas políticas.
En este contexto, el presidente Javier Milei desempeña un rol clave, ya que su postura y decisiones serán determinantes para la viabilidad de este proceso. Axel Kicillof justificó el desdoblamiento argumentando que la implementación de la Boleta Única de Papel (BUP) para las elecciones nacionales, impulsada por el gobierno de Milei, complicaría el acto electoral si se realizara de manera concurrente.
Según el gobernador, votar con dos sistemas distintos el mismo día generaría largas colas, confusión y un proceso caótico que podría impedir que todos los ciudadanos ejerzan su derecho al voto de manera efectiva. Por ello, decidió adelantar las elecciones provinciales al 7 de septiembre, mientras que las nacionales se llevarán a cabo el 26 de octubre.
Sin embargo, esta decisión no está exenta de tensiones políticas. Por un lado, Kicillof busca consolidar su liderazgo en la provincia y marcar distancia del kirchnerismo, que prefería elecciones concurrentes para evitar divisiones internas en el peronismo.
Por otro lado, el desdoblamiento requiere la colaboración del gobierno nacional, ya que la provincia no tiene experiencia reciente en organizar elecciones separadas y necesita apoyo logístico y de seguridad.
Aquí es donde entra en juego el presidente Milei. Aunque su administración no está obligada a colaborar, Kicillof solicitó formalmente la ayuda del Ejecutivo nacional para desplegar un comando electoral con fuerzas federales, como la Gendarmería y la Policía Federal, y garantizar la seguridad y transparencia del proceso.
Buena predisposición
Según fuentes oficiales, Milei ha mostrado buena predisposición para colaborar, pero las conversaciones aún están en una etapa inicial y dependen de la firma de un decreto presidencial. El rol de Milei no se limita a la logística. Su postura frente al desdoblamiento también tiene implicaciones políticas.
Por un lado, colaborar con Kicillof podría interpretarse como un gesto de apertura y pragmatismo, lo que podría fortalecer su imagen como líder nacional.Por otro lado, esta decisión podría generar críticas dentro de su propio espacio político, especialmente entre quienes ven el desdoblamiento como una estrategia del peronismo para ganar ventaja electoral.
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