Hambre, eso es lo que hay en las bases del modelo cordobés. Este proyecto que lleva ya veintiséis años en el poder navega en un barco por cuyas grietas empieza a hacer agua. Los desgarros sociales que ocultaba bajo su piel empiezan a transformarse en fracturas expuestas cuando el gobierno nacional recorta partidas de manera obsesiva.
Una vez más, dato mata relato, en este caso el relato del exitoso cordobesismo que cautiva a incautos y da letra a oportunistas varios choca con el iceberg de la realidad. Los datos son contundentes, en el gobierno lo saben, pero, ¿Lo subestiman?
En la provincia mediterránea, prácticamente la mitad de los hogares suspendió al menos una comida diaria. Aún más, en un tercio de esos hogares cordobeses uno o más integrantes tuvo hambre y nada pudieron hacer para solucionarlo.
Estos son solo algunos de los datos que se desprenden del estudio realizado por el Instituto de Estadística y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE). Agrega, ya cruzando ampliamente la mitad de la población, que un 57,9 % de los hogares no pudieron acceder a la Canasta Básica Alimentaria, es decir, más de la mitad de la población está, de hecho, privada del derecho a una vida saludable.
A esto se agrega el pedido de declaración de emergencia alimentaria de varias organizaciones basadas en la situación crítica de comedores populares y merenderos. Pese al incremento de demanda, muchos han tenido que reducir su servicio limitándose a proporcionar una merienda imposibilitados ya de ofrecer almuerzo o cena, encerrona que culmina en el incremento del hambre, tengamos en cuenta que el 85% de los asistentes a estos centros son niños.
Las desigualdades son patentes, tierras de las más fértiles del mundo rodean bolsones de indigencia. Los dueños de esa misma tierra piden rebaja de retenciones en boca del gobernador. Tratos así de amigables como innumerables exenciones impositivas reciben también automotrices y otras empresas, pero en los barrios populares y obreros de Córdoba esto no significa un centímetro de mejora, todo lo contrario.
Estos datos no están alejados de los del conjunto del país, tallado con la motosierra de la que se muestra orgulloso el gobierno nacional. Sin embargo, Córdoba vive sus propias especificidades y sus propios conflictos que le mueven la calle a Llaryora.
Cómo señalamos en este medio, el gobierno cordobesista estaría ante el fin de la ilusión de llevar a cabo un ajuste sin conflicto social que abrigó sus primeros pasos. La gestión actual de la provincia y del importante municipio de Córdoba capital están escasos de recursos, no solo económicos sino también políticos. La última gran idea de los políticos locales ha sido la de elaborar un protocolo de “antipiquetes” propio. Al reclamo y la precariedad de la vida, quieren responder con el garrote a lo que suman aprietes a los gremios. No parece la mejor idea ante la crítica situación social que describimos antes y el crecimiento de la protesta.
Comprobar la hipótesis de la represión como respuesta en un rústico experimento le puede salir demasiado caro a un personal político relativamente nuevo en sus funciones, al menos comparado con los fundadores del modelo De La Sota o el mismo Schiaretti. Los ocupantes actuales del Panal parecen nada acostumbrados a lidiar con crisis sociales. Mientras los funcionarios tratan de gambetear sin habilidad los problemas sociales amplios sectores de trabajadores vienen acumulando experiencia de lucha, incluyendo más de un triunfo conquistado a base de protesta. Contamos ahí a la UTA, Salud, docentes, entre otros.
Las organizaciones gremiales mantienen sus reclamos en los marcos del corporativismo, pero la suba de la marea de la pobreza acerca a sus trabajadores en el descontento y a las urgencias de vecinos, parientes, amigos atravesados cada vez más por deudas impagables y angustias varias.
De darse una articulación entre fuerzas organizadas como son los sindicatos con los reclamos más generales contra el hambre y la precariedad se puede articular una fuerza social contundente. No se puede descartar que aquel nadie se salva solo que empezó a circular por amplios circuitos sociales se encarne en una articulación del movimiento social.