viernes, 20 junio, 2025

Disrupción de la IA: producción alterada

La inteligencia artificial (IA) no es materia de ciencia ficción en las actividades económicas, pero lo que comenzó como un fenómeno de innovación en “clusters” o empresas de punta globalizadas fue permeando, alcanzando compañías medianas e incluso que están presentes en rubros tradicionales, como la industria textil, la construcción y los servicios de salud.

Según una investigación realizada en Argentina por CIPPEC, la inteligencia artificial (IA) ya está cambiando la forma en que producimos, consumimos, comerciamos y trabajamos. “Las máquinas realizan hoy tareas cognitivas muy complejas que hace unos pocos años se limitaban al dominio humano, como el reconocimiento facial, el procesamiento y traducción del lenguaje natural o el reconocimiento de caracteres escritos. El cambio es tan profundo que muchos se preguntan si estamos experimentando una nueva “explosión cámbrica” que esta vez afecta a las máquinas”, adelanta.

Alcance. Para el profesor del IAE Business School, Lucas Pussetto Argentina no está tan lejos del promedio regional en materia de preparación para la IA, pero sí rezagada en términos globales. “Por primera vez en 250 años, una tecnología de esta magnitud está disponible para todos los países a un costo relativamente bajo; es decir, la IA puede ser una nueva línea de largada”, sintetizó.

También delineó tres escenarios negativos que podrían darse si no se aprovecha el potencial de la IA de forma amplia e inclusiva: Avance lento y limitado a grandes empresas: con una IA orientada exclusivamente a automatizar, sin adaptación institucional ni cambios en el management; más desigualdad, si la IA reemplaza tareas cognitivas y creativas, generando salarios más bajos para trabajadores desplazados y una élite reducida altamente remunerada; y una brecha entre empresas, si solo las grandes compañías acceden a desarrollos en IA, se profundiza la brecha de productividad, se reduce la competencia y se restringe el acceso a datos relevantes.

Para eso, es imprescindible que el país avance en políticas de primera y segunda generación: las referidas a Infraestructura digital y al capital humano y las políticas laborales, por un lado y las de innovación, integración económica y de regulación, por otro.

A su juicio, el desafío no es solo adoptar la IA, sino hacerlo de manera inclusiva, evitando que profundice desigualdades o limite la competencia, consideró. La conclusión de Pussetto fue que la IA no es una amenaza inevitable, sino una herramienta poderosa cuyo impacto dependerá de cómo se la implemente. “La clave es entender que la IA no va a resolver mágicamente los problemas estructurales de la Argentina, pero puede ser un acelerador si se combina con decisiones estratégicas en educación, innovación y desarrollo productivo”, puntualiza, advirtiendo que, si Argentina logra transformar esta tecnología en un motor transversal para todos los sectores, podría volver a crecer de forma sostenida. ¿Cuánto? El cálculo realista es que podría estabilizar en 4% anual la tasa natural de crecimiento si se aprovechan las diferentes herramientas basadas sobre IA.

El pulso empresario. Una nueva investigación global publicada por el Grupo Adecco revela que la mayoría de las empresas aún no cuentan con una estrategia de talento para navegar la rápida transformación provocada por la inteligencia artificial. A pesar de que más líderes empresariales están invirtiendo en IA, la encuesta reveló que solo el 10% de las empresas califican como «preparadas para el futuro», lo que significa que tienen planes estructurados para apoyar a los trabajadores, desarrollar habilidades y liderar a través de la disrupción de la IA.

El informe «Business Leaders 2025», titulado «Liderando en la era de la IA: expectativas versus realidad», encuestó a 2.000 líderes en 13 países y 17 industrias. Los encuestados identificaron las principales megatendencias tecnológicas que darían forma a los negocios para 2030: transformación digital e IA. Aunque los líderes reconocen la magnitud del cambio inminente, las empresas todavía no tienen planes sólidos para apoyar a su fuerza laboral, dejando a los empleados el uso de la IA por su cuenta. El 60% de los líderes espera que los empleados actualicen sus habilidades para la IA, sin embargo, el 34% de las empresas no tiene una política para su uso en el trabajo. La mayoría de los líderes aún no actúan como modelos a seguir y solo un tercio participó en el desarrollo de sus propias capacidades de IA en los últimos 12 meses. Por su parte, los equipos de liderazgo tienen dificultades para alinearse: la mayoría de los CEO (53%) dice que sus equipos tienen dificultades para alinearse en las estrategias de manera oportuna. Por último, los datos son la base faltante para la estrategia laboral: solo el 33% de las empresas está invirtiendo en datos para comprender y cerrar las brechas de habilidades, a pesar de que la escasez de habilidades tecnológicas y digitales es la principal barrera para la transformación digital.

El informe encontró que está surgiendo un pequeño grupo de organizaciones que se califican como «preparadas para el futuro». Son las que están centradas en el ser humano, habilitadas por la tecnología y preparadas para la disrupción, basadas en un compromiso de desarrollo en cuatro criterios clave: adoptar un enfoque estructurado y responsable hacia la IA; facilitar la adaptabilidad y la movilidad profesional; comprometerse con el desarrollo de habilidades de la fuerza laboral; y preparar a los líderes para un futuro en rápida evolución. El reloj ya está corriendo y la rapidez de adoptar cambios marcará la frontera entre la amenaza y la oportunidad.

por Tristán Rodríguez Loredo

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