Intelectuales, artistas y escritores argentinos, convocados por la Asamblea de Intelectuales y Artistas Socialistas, suscribieron el comunicado “Gaza: antes de que sea demasiado tarde” donde se denuncia la situación que viven los habitantes de Gaza. Además, repudian la “complicidad” del Gobierno de Javier Milei con el de Benjamin Netanyahu que, afirman, “convirtió a la Franja de Gaza en un infierno invivible donde las opciones son morir de hambre o morir buscando comida”. El primer ministro israelí visitará la Argentina a principios de septiembre.
Entre los firmantes aparecen los escritores Guillermo Martínez, Elsa Drucaroff y Guillermo Saccomanno, los ensayistas Eduardo Grüner, Mabel Bellucci y Alejandro Horowicz, los historiadores Omar Acha, Hernán Camarero y Ariel Petruccelli, la fotógrafa y escritora Adriana Lestido, la investigadora Ana Longoni, las artistas Diana Dowek y Magdalena Jitrik, los biólogos Alberto Epstein y Guillermo Folguera, el sociólogo Marcelo Langieri (exmarido de la ministra Patricia Bullrich), los actores y directores Rafael Spregelburd y Rubén Szuchmacher, y las actrices Mirta Busnelli y Julieta Díaz, entre otros investigadores, periodistas y artistas. La declaración ya recogió 1200 adhesiones.
“En Gaza, cada día es una oportunidad para una nueva escalada de horror -comienza la declaración-. En los 21 meses que lleva el genocidio del Estado de Israel, respaldado por Estados Unidos y las potencias europeas, más de 60 mil gazatíes han sido asesinados, casi 20 mil de ellos eran niños y niñas. Desde octubre de 2023, la región está sometida a un bloqueo brutal, que restringe severamente la entrada de alimentos, medicinas y ayuda esencial. Hoy el resultado es una hambruna generalizada: personas desmayándose y muriendo de hambre en las calles, hospitales llenos de niños desnutridos y comunidades enteras destruidas. […]”.
“Nunca la situación en Gaza ha sido tan desesperada -prosigue-. Israel mantiene bloqueados miles de camiones con alimentos y medicinas, y la mayor parte de la ayuda que logra entrar es distribuida por la empresa privada estadounidense Gaza Humanitarian Foundation, en un sistema que reemplazó la asistencia de la ONU y que es custodiado por mercenarios estadounidenses. Más de mil habitantes de Gaza han muerto durante la distribución de alimentos, donde los soldados israelíes han recibido órdenes de disparar contra las multitudes. […] Israel convirtió a la Franja de Gaza en un infierno invivible donde las opciones son morir de hambre o morir buscando comida. La perversión más grande a los ojos de toda la humanidad”.
Los firmantes denuncian que “la falta de agua potable, alimentos y medicamentos es tan grave que se teme una hambruna masiva y permanente, con daños irreversibles en la población, especialmente en los niños”. “Gaza se ha vuelto inhabitable, con cerca del 80% de sus infraestructuras civiles destruidas, incluyendo hogares, hospitales, escuelas y comercios. Más de dos millones de personas han sido desplazadas. El ministro de defensa israelí anunció a principios de este julio que quería construir un campo de concentración en Rafah para encerrar a la población. El proyecto de limpieza étnica amenaza con expandirse en Cisjordania; el pasado 23 de julio el parlamento israelí votó la anexión total de esta región”, señalan.
“[…] Es necesario multiplicar esta voz y salir a las calles en todo el mundo para frenar de una vez por todas el genocidio más brutal de nuestro tiempo. ¡Alto al genocidio del Estado de Israel contra Gaza! Antes de que sea demasiado tarde”, concluye la declaración.
Un editor argentino en Israel denuncia censura
El editor judío argentino Uriel Kon, que en el sello Nine Lives, de Tel Aviv, publica literatura europea y latinoamericana en traducciones al hebreo, dio a conocer una carta abierta sobre la “masacre” en Gaza desde la perspectiva de la cultura y la literatura en Israel. Kon ha publicado obras de escritores argentinos como Juan José Saer, César Aira, Sergio Bizzio, Lucía Puenzo, Claudia Piñeiro, Iosi Havilio, Ariana Harwicz, Eduardo Berti, Pablo De Santis y Martín Kohan, entre otros.
En la carta que envió a LA NACION recuerda que semanas atrás Nine Lives había anunciado que los libros llevarán en la contratapa la leyenda: “La editorial Nine Lives declara su oposición al asesinato de personas inocentes en Gaza, llamando al cese del fuego y al retorno de los secuestrados”.
“En respuesta recibí insultos, cartas, mensajes y posteos de boicot a nuestros libros, y es solo el principio -dice a LA NACION-. Posiblemente nos vayan a cortar subsidios para la traducción de libros”.
“A partir de un mínimo común denominador, buscábamos el apoyo y la colaboración de colegas editores e instituciones culturales, universitarias, artísticas y sociales, así como de museos, teatros, radios y podcasts para condenar los crímenes de guerra, incluidos el hambre inducida, el aniquilamiento masivo, y el destrozo de infraestructuras públicas y de más de un millón de viviendas, perpetrados por Israel en nombre de todos sus habitantes y con su consentimiento tácito”, se lee en la carta abierta de Kon.
“[…] Siendo la edición literaria un acto de amor y una ventana abierta a la comunicación con el otro desde el arte, teníamos la esperanza de que nuestro mensaje trascendiera el posicionamiento específico de nuestra editorial -continúa-. Absurdamente, nuestro llamamiento, haciendo un uso pleno y consciente de la libertad de expresión, nos expuso esta vez a la mofa, al boicot y a un principio de cancelación general. Ante el aviso propuesto, la reacción fue la violencia o el silencio. Violencia por parte de nuestros conciudadanos y el más completo silencio por parte de nuestros colegas. […]”.
Según Kon, el ámbito literario israelí “censura, silencia, deforma, segrega y en consecuencia colabora con las atrocidades perpetradas en Gaza”.
“Como argentino nacido bajo la dictadura militar, pero educado en la libertad y el pluralismo, el comportamiento de Israel, no solo de sus gobernantes ni de los segmentos sociales más fanáticos, sino también de la mayoría de su población, es inadmisible -sostiene Kon, nieto de judíos europeos perseguidos durante el nazismo-. El Israel de hoy actúa mediante el lenguaje y los métodos usados por los verdugos de antaño de los judíos y por ende supone una vergüenza para el pueblo que sufrió el holocausto”.
“[…] Pedimos recolectar condenas a la guerra provenientes de la comunidad literaria internacional, para hacerlas públicas e inducir al dialogo, a la entrada en razón. Invitamos a nuestros colegas editores a evaluar la medida en que la edición en Israel comercia y colabora con la ocupación. Sugerimos a la comunidad judía mundial efectuar un análisis crítico y reevaluar sus lazos con el Israel de hoy. Una condena moral a lo que atenta con la base del judaísmo sería más constructiva y útil que el apoyo incondicional. Queremos que nuestra pasión por la edición literaria se reavive al alzar la voz en estos tiempos, al transformar nuestra plataforma y nuestros libros en objetos con carga política y humana. La masacre, el hambre y la destrucción en Palestina tienen que terminar”.
Kon comenta que en Israel “está mal visto hablar mal de Israel”. “En tiempos de guerra, está directamente prohibido hablar por fuera del consenso -señala-. El consenso sobre la guerra es santo e inamovible”.