La madrugada del domingo 3 de agosto dejó una de las peores tragedias viales de los últimos años en Córdoba. Un Fiat 147, en el que viajaba la familia Oliva de Arroyito, fue embestido desde atrás por un Volkswagen Bora en la ruta nacional 19, a unos siete kilómetros de su ciudad. El impacto provocó la muerte instantánea de Ricardo Oliva y tres de sus hijos: Thiago (12), Miqueas (11) y Liz (8). Solo sobrevivieron dos adolescentes de 15 y 17 años —ya dadas de alta— y Anabella Zepeda, esposa y madre de las víctimas.
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Según la investigación, el accidente ocurrió en una recta de varios kilómetros, sin iluminación pero con la carpeta asfáltica en buen estado. Tanto el Fiat como el Bora circulaban de este a oeste. El conductor del Bora, Franco Sosa, de 19 años, está detenido e imputado por homicidio culposo agravado y lesiones culposas. Aunque el test de alcoholemia arrojó negativo, se aguardan los resultados de análisis toxicológicos y pericias accidentológicas. La causa también investiga que Sosa había sido inhabilitado para manejar apenas mes y medio antes, tras dar positivo en un control de alcoholemia, a pocos kilómetros del lugar del siniestro.
El testimonio de Anabella: «En un segundo perdí todo»
Con la voz quebrada, Anabella Zepeda reconstruyó el momento del impacto. «En el mismo choque siento que paso por abajo del auto y vuelo para el lado de los yuyos. Quería ver a mis hijos, pero no podía moverme. Me dijeron que me quedara tranquila porque perdía mucha sangre de la pierna izquierda. Tenía frío, temblaba y gritaba sola en la oscuridad», recordó.
Entre la confusión y el dolor, alcanzó a pedir a un bombero su teléfono para avisar a su cuñada que habían chocado. «Escuché que decían ‘tres con signos vitales y tres fallecidos’. Ahí supe que alguno de mis hijos estaba entre los que no sobrevivieron. Nadie sabe el dolor que yo siento», expresó.
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La mujer también desmintió una versión del conductor del Bora, quien habría cuestionado la visibilidad del Fiat. «Él decía que veníamos sin luz, pero sí teníamos: dos adelante y una atrás, y en la otra habíamos puesto una linterna», aseguró.
Hoy, Anabella permanece bajo tratamiento psicológico. «En un segundo perdí todo. Quiero justicia. Después voy a hacer una marcha, pero primero quiero justicia para mi marido y mis hijos», afirmó.
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Mientras tanto, la causa judicial avanza con las pericias y el análisis de imágenes de cámaras cercanas a la localidad de El Tío, que podrían aportar datos clave. La tragedia vuelve a poner en foco el estado y la seguridad de la ruta 19, un corredor que desde hace ocho años está en proceso de convertirse en autopista, aunque con más de 60 kilómetros inconclusos.