En 1958, durante la presidencia de Arturo Frondizi, la Argentina inauguraba su primer reactor de investigación de América Latina. Se llamó RA-1 fue construido por científicos en el Centro Atómico Constituyentes, y fue el primer reactor en ponerse en marcha en toda América Latina. Sesenta y seis años después, la Comisión Nacional de Energía Atómica avanza en la construcción de su sexto reactor, el RA-10.
El tanque reflector del nuevo reactor ya fue fabricado por la empresa rionegrina INVAP en el Centro Atómico Bariloche, y ya fue llevado por tierra hasta el Centro Atómico Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires. El reactor RA-10 abre nuevas oportunidades con otros países interesados en provisiones similares o instalaciones asociadas.
Logros con constancia
En los últimos 40 años, la Argentina pasó a ser el país que más reactores ha exportado.
Allá por la década de 1980 se barajó la idea de construir el reactor RA-9 en Córdoba para la producción de radioisótopos de uso médico, pero recién tomó impulso en 2006 con la puesta en marcha del plan nuclear. En 2016, comenzó la obra civil del reactor RA-10, con su base en el Centro Atómico Ezeiza en Buenos Aires.
«Es un reactor experimental. Un reactor de investigación. No se utilizará para generar energía eléctrica sino que su interés está en el campo de la salud, la ciencia, la industria, la tecnología, en el cuidado del ambiente, la enseñanza y hasta la arqueología. Tendrá aplicaciones en múltiples campos de la vida cotidiana», definió Herman Blaumann, docente en el Instituto Balseiro y gerente del proyecto RA-10, en diálogo con Diario RIO NEGRO.
En un primer momento, el reactor RA-10 se previó como un reemplazo del RA-3 que tiene más de 60 años y produce los radioisótopos que se utilizan hoy en el país desde el Centro Atómico Ezeiza.
Pero Blaumann destacó que el RA-10 contribuirá a asegurar la demanda futura de radioisótopos del país, aunque también permitirá exportarlos a nivel regional. Ese paso podría posicionar a la Argentina como productora a nivel mundial.
Tiempo atrás, un reactor de Canadá -que ubicaba a ese país como el principal productor mundial de radioisótopos- salió de servicio. En la próxima década, informaron desde la CNEA, también está prevista la salida de servicio de reactores en Bélgica, Holanda y República Checa, que actualmente cubren un alto porcentaje de la demanda mundial.
Nuevas herramientas
«Además -especificó Blaumann-, el RA-10 incluirá dispositivos para la calificación de combustible nuclear. En nuestro país se fabrica combustible para reactores experimentales y para las centrales de potencia, pero no tenemos instalaciones para la calificación de estos combustibles. Cuando es necesario, lo tenemos que hacer en el exterior».
Destacó que el reactor proveerá herramientas para la investigación, la ciencia y la tecnología, basadas en técnicas neutrónicas. De esta manera “se van a correr el horizonte de las herramientas que se usan hoy en investigación básica en nuestro país», dijo.
La finalización de la etapa de construcción del rector está prevista para el 31 de julio del 2025. Poco después, comenzará su puesta en marcha. De modo que la primera mitad del 2026 el rector estaría listo para entrar en operación normal.
En la obra han llegado a trabajar 80 empresas nacionales (muchas de ellas Pymes) lo que representó trabajo directo para 1.500 personas.
Cómo está hecho el reactor
¿De qué materiales está hecho el reactor? Tiene infinidad de sistemas y componentes relevantes para su funcionamiento y la seguridad. Blaumann destacó que los más importantes son los elementos combustibles que se fabrican en el país, con uranio de bajo enriquecimiento.
«El tanque reflector que está constituido por zircaloy y lleno con agua pesada, también fabricada en el país. Las placas de control, compuestas de hafnio, son las responsables de apagar el reactor y controlar la potencia», precisó.
El experto consideró que el RA-10 «es un punto de llegada de toda una trayectoria que tiene el país en construir reactores experimentales tanto en la Argentina como exportados».
Mencionó que el reactor producirá molibdeno, lutecio (que se aplica para tratar el cáncer de próstata y otras patologías)o silicio dopado, «relevantes a nivel mundial y que significan una capacidad de exportación por alrededor de 90 millones de dólares por año».
Las diferencias con el reactor para Australia
Al consultarlo sobre las diferencias de este reactor con el que INVAP construyó para Australia, mencionó que el RA-10 tiene una potencia de 30 megavatios en relación a los 20 megavatios del australiano. «Esta diferencia se justifica en dos aplicaciones que hemos incorporado: la irradiación de materiales dentro del núcleo. Estos materiales se utilizan en investigación para el desarrollo de nuevos combustibles nucleares y también un dispositivo para la irradiación y calificación de barras combustibles de centrales nucleares», puntualizó. Mencionó otras diferencias técnicas como la cantidad de barras de control y la forma de llevar adelante la tecnología asociada al sistema de protección del reactor.