Tras 29 años juntos y tres hijos en común, en tanto marcó el distanciamiento de su carrera artística para abocarse a promulgar la fe, Daddy Yankee confirmó mediante un comunicado que se había divorciado de su esposa Mireddys González por decisión de ella y respetando el deseo de ella.
Sin embargo, lejos de ser un final pacífico y de común acuerdo, como en toda familia de celebridades, donde hay millones de por medio nunca las separaciones son rápidas y silenciosas. Por el contrario, como en este caso sucedió con el artista portorriueño, hay denuncias y acusaciones cruzadas.
Tal como trascendió, Ramón Ayala, nombre original del músico reggaetonero, lleva adelante una demanda por supuestas transferencias no autorizadas desde cuentas corporativas. La acusación la hizo Daddy contra quien era su manager y mujer.
Por el contrario y en su defensa, Mireddys asegura que el músico finge su cercanía a la iglesia evangélica, a la cual se abocó los últimos tiempos asegurando que quiere comunicar la palabra y mensajes de Dios. De esa forma, “La Jefa”, como la apodaban pone en juego la credibilidad del cantante que se abocó a la fe.
ENTRE MILLONES Y RELIGION
Asimismo, en medio de este escándalo internacional González emitió un comunicado desde Puerto Rico en el que manifestó: «Tengo el compromiso como esposa aún por más de 30 años y compañera de trabajo de Ramón Ayala, les informo con la integridad y verdad que vivo día a día en el camino de papá Dios, que por causas irreconciliables con Ramón estamos en este proceso de divorcio».
«Les pido respeto para toda nuestra familia, para poder concluir correctamente este proceso ante la justicia del hombre. Pero, quiero aclarar que, como hija de Dios, nunca permitiré difamaciones hacia mi persona, venga de quien venga. Yo quiero regirme por la justicia y la verdad, únicamente», remató Mireddys, acusada de desviar más de 100 millones de dólares.