Este mes puede convertirse en el peor para el gobierno en términos de acumulación de reservas. Sostener el dólar complica a una gestión que deposita todas sus esperanzas en la llegada de dinero fresco del FMI.
Los números a la baja
Caputo se quedó sin oro por empeñar y ahora liquida las reservas. Con el colchón de dólares del blanqueo agotado y sin un acuerdo final con el FMI, el Banco Central ve reducidas sus reservas ante las tensiones cambiarias.
Según la estimación de una consultora privada, en tan solo cuatro días el BCRA tuvo que desembolsar 1.313 millones de dólares, lo que representa la mayor pérdida desde la semana previa a las elecciones generales de 2019.
Las reservas cayeron a 26.441 millones de dólares, el valor más bajo desde julio de 2024. Entre las razones de este nuevo problema para el gobierno se encuentran el agotamiento del sistema de carry trade, el dólar “barato” y la baja liquidación de los exportadores.
Esta situación acentúa aún más las inquietudes sobre un posible salto devaluatorio. Sin embargo, esta no es la única incertidumbre en el panorama económico. También generan dudas los montos, términos, condiciones y plazos del posible acuerdo con el FMI, así como la siguiente fase del esquema económico.
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Según el economista Nery Persichini, de GMA Capital: “La racha vendedora actual es la más negativa desde octubre de 2019. El mercado espera novedades desde Washington, con el foco no solo en montos, sino en lineamientos de política cambiaria”.
Este mes podría ser el de peor desempeño para el BCRA en materia de intervenciones. A falta de cuatro ruedas para su cierre, ya muestra un saldo negativo de 689 millones de dólares, una cifra que cuadruplica el peor registro de la actual gestión en julio del año pasado.
También impacta la incertidumbre sobre el sostenimiento del crawling peg al 1% mensual, lo que ha provocado fuertes desprendimientos de bonos y letras del país.
Entrega y fuga
La estrategia del gobierno es esperar un desembolso del FMI que permita engrosar las reservas. Para lograrlo, podría aceptar cualquier condición con tal de recibir el dinero necesario para sostenerse.
Pero esa nueva entrega, ¿cambiará la arquitectura financiera que erosiona las reservas cada mes o tendrá destino de fuga, como nos tiene acostumbrados el mesadinerista que tenemos como ministro?
Una cosa está clara: a los problemas políticos del gobierno se suma un enorme dolor de cabeza por la descomunal pérdida de reservas. De no revertirse esta situación, el horizonte hacia octubre será un camino difícil de transitar.